sábado, 30 de agosto de 2008

GLOBALIZACION

Ya he regresado de mis vacaciones. Este año ha tocado Bretaña y Castillos del Loira. El viaje ha estado bien pero cada vez echo más en falta lo autóctono, lo propio de cada pueblo.
Estoy un poco cansada de viajar a lugares en los que hay las mismas cosas que en el lugar donde vivo. Misma comida, mismas marcas de cualquier objeto, mismas tiendas, misma línea azul de O.R.A., mismos programas en TV, y así podría continuar enumerando un sinfín de mismas cosas más.
Lo mejor ha sido visitar el bosque de Brocelandia (el del Mago Merlín y el rey Arturo), los pequeños pueblos pesqueros de Bretaña (Cancale es excepcional) y Mont Saint Michel (imposible distinguir la colina de la edificación). En definitiva, la naturaleza -lo diferente a lo que veo cada día- es lo que ha dado el toque de calidad a este viaje.

Hace diez años estuve en China y recuerdo que allí eché de menos "nuestras cosas occidentales". En las tiendas de comestibles no vendían pan, galletas, lácteos ni un montón de cosas más a los que aquí estamos acostumbrados. En las esquinas de Pekín los carritos de venta ambulante ofrecían pinchos de insectos y en los mercados de Cantón vendían serpientes, gusanos y perros como productos para alimento diario. Yo, que soy vegetariana, lo pasé bastante mal allí. Baste decir que en un viaje de dieciocho días perdí diez kilos de peso pues mi alimento consistía en arroz blanco, fruta y agua destilada (sí, el agua embotellada era marca "Carlsberg" y era destilada). En alguna ciudad (Shangai) conseguí comer un sandwich vegetal y en Hong Kong ya encontré comida y bebida occidental. A pesar de todas estas "inconveniencias" eso es lo que quiero encontrar cuando voy de viaje pues es lo que me hace conocer las costumbres del lugar que visito y lo que me enriquece como persona. Al fin y al cabo nadie me obliga a viajar y soy yo quien decide el lugar adonde voy.

Supongo que la globalización, como todas las cosas, tiene su lado positivo y su lado negativo. Pero en el tema "viajes" prefiero la antiglobalización.

domingo, 10 de agosto de 2008

LOS BENEFICIOS DEL PILATES

Sufro problemas de espalda desde hace bastantes años provocadas por dos hernias lumbares (L4 y L5) y otra en el sacro (S1). Tras haber probado medicina tradicional (medicamentos, únicamente, pues me negué a pasar por quirófano mientras no estuviese paralítica), masaje tradicional y visitas a un quiropráctico, que me fue bastante bien, el salto de calidad lo ha provocado el trabajo en el gimnasio. Practicar "Pilates" ha hecho que mi calidad de vida haya mejorado muchísimo. El hecho de que toda la región abdominal se haya visto reforzada ha provocado que ahora al hacer un giro rápido de cabeza (sí, algo tan simple como eso!) no me quede "enganchada" durante un par de semanas.
Pero no sería justo que me olvidase de mencionar que, al poco tiempo de empezar a practicar "Pilates", me sometí a la técnica del "Atlas". Consiste en la recolocación de la primera de las vértebras ("atlas"). Eso también debió aportar algo pues al día siguiente de la recolocación, podía realizar ejercicios de "Pilates" que antes no podía ejecutar.
En fin, que si alguien que esté realmente desesperado quiere probarlo, antes de pasar por quirófano, no pierde nada. Yo llegué a estar tan mal que, en posición tumbada boca arriba, no podía elevar las piernas. Girarme en la cama era muy doloroso. No podía correr, ni saltar. Ahora puedo hacerlo, sin pasarme claro. Pero lo más importante es que la espalda no me duele. Creía que, tras tantos años de dolor ininterrumpido, era imposible vivir sin dolor, pero afortunadamente, no era así.