domingo, 24 de mayo de 2009

¿VERDAD O COMODIDAD?

Hace tiempo que no añado algo a este blog.
Estoy muy ocupada en el trabajo pues tengo gente nueva a quien formar y eso retarda en la actualidad la celeridad con que se hacían las cosas antes. Sé que pronto esta situación será historia y tendremos un buen grupo de trabajo.
También he estado (y continúo estando) ocupada con nuestra nueva casa. Un buen día se nos ocurrió comprar un solar y hacer que nos construyeran una casa. ¡Qué locura! Nunca se acaba. ¡Ni de construir ni de pagar!. A ver si a finales del próximo mes podemos mudarnos. ¡Me apetece tanto!

Hace una semana me compré un libro de Marta Ligioiz titulado “La invitación”. Habla, entre otras cosas, de LA VERDAD. Aunque apenas llevo leídas unas ciento veinte páginas debo confesar que el libro me atrajo desde el párrafo inicial. Dejo aquí un extracto que invita a pensar sobre LA VERDAD y su relación con la COMODIDAD:


“Lucía leyó un experimento llevado a cabo con un grupo de monos. Los encerraron en una jaula y, en la parte alta de la misma, colocaron plátanos. Como es lógico, enseguida comenzaron a subir para cogerlos; pero al acercarse, les provocaban una descarga eléctrica general que todos sufrían al instante. Aquello se repitió cada vez que intentaban subir, y los monos sólo podían comer sin peligro la comida que les daban los cuidadores. Al cabo de poco tiempo, si un mono se quería acercar a los plátanos, el resto le pegaba para evitar las descargas. Entonces quitaron a un mono de la jaula y metieron a uno nuevo. Al intentar subir, todos le pegaron; el mono no entendía las razones, pero aprendió a no acercarse a los plátanos para no sufrir el ataque de los demás. Así, fueron sustituyendo progresivamente los primeros monos por otros nuevos hasta que, al final, ningún mono de los que estaban en la jaula había recibido nunca descargas. Sin embargo, seguían sin subir y sin permitir a ninguno que lo hiciera. Dejaron el experimento, había finalizado y por lo tanto no habría más descargas. Pero los monos no volvieron a subir y las crías eran castigadas si lo intentaban; ninguno supo nunca la razón de su propio comportamiento.
Aquellas lecturas les hicieron reflexionar sobre lo relativo de las bases en las que se apoyaba la realidad, con todo cuanto implicaba de verdades, limitaciones o aspiraciones posibles. La ignorancia había limitado la vida de generaciones, creyendo verdades que, una vez descubiertas como falsas, sufrían la inercia de seguir ancladas en las mentiras. El grupo tenía curiosidad por buscar más información, ampliar la visión del pasado para comprender la situación del presente, y así orientarse hacia un futuro mejor.”

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