domingo, 12 de septiembre de 2010

ANIMAL DE COMPAÑIA

Hace tiempo que estoy dándole vueltas a la cuestión de si tener o no un animal de compañía, más concretamente, un perro.
Resulta que a mi pareja le encantaría tener un perro pero a mí no. Yo sé qué es vivir con un perro pues cuando aún vivía con mis padres tuvimos una perrita durante trece años. Tienes que llevarle a pasear, cocinar si quieres que coma decentemente, llevarle al veterinario, a cortarle el pelo, lavarle, etc. Si te vas de viaje alguien tiene que ocuparse de tu animalito o tienes que pagar para que le cuiden. Si te apetece romper tus planes y no quieres aparecer por tu casa hasta el día siguiente no puedes hacerlo pues tu perro necesita comer, beber y que le saques a pasear. ¡Ojo! No estoy diciendo que todo esto sea un fastidio, simplemente estoy diciendo que si uno tiene un perro debe ser consecuente con las responsabilidades que esto conlleva. El único fastidio son los pelos que va soltando el perro, por lo demás te sirve de buenísima compañía y llegas a tenerle afecto.
Bueno, volviendo al origen del presente post, estaba diciendo que mi pareja quiere perro pero yo no. Pero resulta que la casa en la que vivimos es tan mía como suya. Es decir, está en su casa. Así que ¿quién soy yo para impedir que meta un perro en su propia casa? Debería ponerme en su lugar: ¿y si fuera yo quien quisiera tener un perro?
Por otra parte están los derechos del hipotético perro. ¿Quiénes somos nosotros para darle de comer comida basura por no tener tiempo de cocinar ni siquiera para nosotros? ¿Quiénes somos nosotros para mandar esterilizar al animal pues de ninguna manera deseamos que nos dé más perritos? Estas dos cuestiones me parecen muy importantes. Es un ser vivo al que, posiblemente, le vaya a privar de dos cosas fundamentales en la existencia de cualquiera.
Ante estas cuestiones, ¿por qué bando debo inclinarme? ¿Está el derecho de mi pareja de meter un perro en casa por encima del que tiene el perro de estar bien alimentado y de que no se le prive de la posibilidad natural de tener descendencia?

domingo, 24 de enero de 2010

¿ESTAS DE ACUERDO CON EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL?

Uno de los periódicos de Mallorca publica cada semana una entrevista a un conocido personaje de Baleares o de fuera de les Illes. Y una de las preguntas habituales suele ser "¿está usted de acuerdo con el matrimonio homosexual?". Pues bien, los distintos personajes contestan unas veces (las más)que se muestran conformes y otras (las menos), dicen que no lo aceptan.
No puedo evitar, cada vez que leo la entrevista, pensar en lo que yo contestaría a esa pregunta. Quienes me conocen pondrían la mano en el fuego (y se quemarían) apostando porque mi respuesta sería afirmativa. Pero no, no y no.
No estoy de acuerdo ni con el matrimonio homosexual ni con el heterosexual ni con ninguna clase de matrimonio. Cuando alguien se casa se compromete a estar toda su vida con la persona con la que está contrayendo matrimonio, amén de comprometerse a mil cosas más que van anejas al tema. Casarse implica eso ¿o no? Las cosas se hacen bien o no se hacen. O te casas con todo lo que ello lleva implícito o no te comprometas a algo que no sabes si vas a poder cumplir.
Con esto quiero decir que en las cuestiones de amor (se supone que uno/a se casa por amor) no interviene la razón sino el corazón. Y yo puedo comprometerme a algo que depende de mi cabeza, pues la controlo, pero no a algo que depende de mi corazón. ¿Es que acaso alguien sabe por qué se ha enamorado de tal o cual persona y no de otra? Yo, desde luego, no. Es un misterio y no hay más donde buscar. Y mientras sea así no me pidan si estoy de acuerdo con el matrimonio sea de la clase que sea, ni que me crea a mi pareja si algún día le da por decirme que jura o promete estar conmigo, amarme y guardarme fidelidad durante el resto de su vida...
Creo que la gente cuando se casa no piensa realmente en aquello a lo que se compromete. Y si no miren el resultado. ¿Cuántas separaciones y divorcios se dan cada día? Sí, ya sé que cuando alguien se casa nunca piensa que las cosas se pueden torcer sino todo lo contrario. Pero es que no se trata de pensar que eso pueda suceder o no. De lo que se trata es de que nadie está en condiciones de comprometerse a algo que muchas veces ni siquiera va a depender de sí mismo/a. Así que si no se puede contraer ese compromiso pues no se hace y punto.
Como quiera que la sociedad basa en el matrimonio los asuntos de filiación y herencia, entre otros, hay quien, sin creer en el matrimonio, ha accedido a casarse para preservar sus intereses en ese sentido. Y aunque desde hace algún tiempo se ha dado un paso más instaurando la figura de la pareja de hecho, tengo fe en que en un futuro todo esto desaparezca y se puedan solventar los temas paternofiliales y de herencia sin necesidad de recurrir ni al matrimonio ni a la pareja de hecho.
Sé que puedo parecer muy radical pero la verdad es que cuando me comprometo a algo soy consciente de que voy a cumplir con mi compromiso. Si no, no me comprometo.

miércoles, 13 de enero de 2010

TARDE O TEMPRANO...

Tarde o temprano, uno acaba recibiendo lo que ha dado. Lo bueno y lo malo.

domingo, 25 de octubre de 2009

RECETA CONTRA EL DESALIENTO

Cuando las cosas van bien poco o nada nos detenemos a reflexionar sobre lo que hacemos. Sin embargo, cuando no salen como esperamos, empezamos a darle vueltas al asunto e incluso hay ocasiones en que el bajo estado de ánimo puede llegar a vencernos. Es en estos casos cuando debemos recurrir a la receta contra el desaliento. La receta está compuesta por los siguientes ingredientes:

F1: Fe. Para creer en lo que hacemos.
F2: Fuerza. Para continuar luchando.
F3: Felicidad. Para disfrutar con lo que hacemos.

domingo, 18 de octubre de 2009

EL GUION DE TU VIDA

- A menudo hemos oído decir que algunos niños llegan al mundo con un pan bajo el brazo. Eso es sinónimo de bonanza o buena suerte. Pero no se puede aplicar este dicho a todos los recién nacidos.
Lo que sí parece que traemos todos al nacer es una especie de guión que parece perseguirnos durante nuestra vida a modo de “casualidades” o “reincidencias”. ¿Será que venimos al mundo con el libreto, bajo el brazo, de lo que va a ser nuestra vida?

- Qué cosas dices!

- Entonces ¿cómo te explicas que a M. las cosas siempre le salgan bien y que cuando se le presenta alguna adversidad aparece algo o alguien inesperado que, por arte de magia, le solucionan el problema?

- Ahora que lo dices… A la pobre J. le dejó su primer marido con una niña de dos meses. El segundo se murió en un trágico accidente y su tercera pareja resultó ser un ludópata que le causó infinitos problemas. Desde luego le persigue la mala suerte con los hombres...

- Sí. Y ¿qué me dices de L. que, desde que es funcionario, ha cambiado de departamento de trabajo seis veces y siempre ha tenido un/a jefe/a que le ha hecho la vida imposible?

- Vaya! ¿Recuerdas a mi amiga S.? ¿Aquélla que cada vez que tiene que comprar o vender algo le timan?

- - Sí. Una vez firmó una hipoteca con un Banco y no le avisaron previamente de todo lo que tendría que contratar como condición indispensable para que le dieran el préstamo. Casi se arruina! La siguiente vez fue a asesorarse a un profesional que se quedó con gran parte del precio de la venta de su casa.

- Pues eso no es todo. El año pasado S. decidió construirse una casa en un solar que le había donado su padre. Le pagó un anticipo al constructor para que iniciase los trabajos y no volvió a verle jamás.

- Pobre S.!

- ¿Y tú? ¿No tienes reincidencias en tu vida?

- Pues ahora que lo dices, sí. Suelo conseguir lo que me propongo pero siempre tengo que trabajar hasta la extenuación para lograrlo. Nadie me ha regalado nunca nada. Por otra parte, desde pequeña, no he gozado de tiempo libre. Siempre tengo algo que hacer. Algo de lo que ocuparme. ¿Y tú, no tienes nada que contar?

- Sí. Tengo buena estrella para conseguir excelentes puestos de trabajo. Cuando me dedicaba al deporte profesional me ofrecían buenos contratos pero al final apareció una mujer de la que me enamoré y decidí abandonar mi trayectoria deportiva a ese nivel para estar más cerca de ella. Al retirarme de la vida deportiva conseguí un excelente trabajo pero me liaron y salí mal. Parece ser que siempre tropiezo con algún obstáculo que impide que mantenga lo que ya he conseguido.

- Vaya “casualidad”!

- ¿Conoces a alguien a quien le haya sucedido reiteradamente algo malo y que haya logrado salir del guión?

- Sí. Conocí a una deportista a quien las lesiones en la rodilla (siempre la misma) la llevaron cinco veces al quirófano.

- ¿Y qué pasó?

- Pues que siguió luchando hasta que logró vencer. Luego consiguió triunfar en su carrera deportiva.

- ¿Estaría escrito en su guión personal que eso iba a suceder?

- No lo sé. Únicamente sé que luchó por lo que más deseaba. Y, pese a las dificultades, lo consiguió. Te puedo asegurar que si se hubiera rendido no lo habría logrado.

- Ya veo… Esta persona luchó por cambiar su guión. Otras, como G. se conforman con decir que la buena suerte les persigue pero que nunca les alcanza porque corren más que aquélla.

viernes, 25 de septiembre de 2009

LUCHAR

"Si luchas puedes perder,
si no luchas estás perdido"

(Leído en una pared a la entrada de Manacor)

domingo, 24 de mayo de 2009

¿VERDAD O COMODIDAD?

Hace tiempo que no añado algo a este blog.
Estoy muy ocupada en el trabajo pues tengo gente nueva a quien formar y eso retarda en la actualidad la celeridad con que se hacían las cosas antes. Sé que pronto esta situación será historia y tendremos un buen grupo de trabajo.
También he estado (y continúo estando) ocupada con nuestra nueva casa. Un buen día se nos ocurrió comprar un solar y hacer que nos construyeran una casa. ¡Qué locura! Nunca se acaba. ¡Ni de construir ni de pagar!. A ver si a finales del próximo mes podemos mudarnos. ¡Me apetece tanto!

Hace una semana me compré un libro de Marta Ligioiz titulado “La invitación”. Habla, entre otras cosas, de LA VERDAD. Aunque apenas llevo leídas unas ciento veinte páginas debo confesar que el libro me atrajo desde el párrafo inicial. Dejo aquí un extracto que invita a pensar sobre LA VERDAD y su relación con la COMODIDAD:


“Lucía leyó un experimento llevado a cabo con un grupo de monos. Los encerraron en una jaula y, en la parte alta de la misma, colocaron plátanos. Como es lógico, enseguida comenzaron a subir para cogerlos; pero al acercarse, les provocaban una descarga eléctrica general que todos sufrían al instante. Aquello se repitió cada vez que intentaban subir, y los monos sólo podían comer sin peligro la comida que les daban los cuidadores. Al cabo de poco tiempo, si un mono se quería acercar a los plátanos, el resto le pegaba para evitar las descargas. Entonces quitaron a un mono de la jaula y metieron a uno nuevo. Al intentar subir, todos le pegaron; el mono no entendía las razones, pero aprendió a no acercarse a los plátanos para no sufrir el ataque de los demás. Así, fueron sustituyendo progresivamente los primeros monos por otros nuevos hasta que, al final, ningún mono de los que estaban en la jaula había recibido nunca descargas. Sin embargo, seguían sin subir y sin permitir a ninguno que lo hiciera. Dejaron el experimento, había finalizado y por lo tanto no habría más descargas. Pero los monos no volvieron a subir y las crías eran castigadas si lo intentaban; ninguno supo nunca la razón de su propio comportamiento.
Aquellas lecturas les hicieron reflexionar sobre lo relativo de las bases en las que se apoyaba la realidad, con todo cuanto implicaba de verdades, limitaciones o aspiraciones posibles. La ignorancia había limitado la vida de generaciones, creyendo verdades que, una vez descubiertas como falsas, sufrían la inercia de seguir ancladas en las mentiras. El grupo tenía curiosidad por buscar más información, ampliar la visión del pasado para comprender la situación del presente, y así orientarse hacia un futuro mejor.”