Sufro problemas de espalda desde hace bastantes años provocadas por dos hernias lumbares (L4 y L5) y otra en el sacro (S1). Tras haber probado medicina tradicional (medicamentos, únicamente, pues me negué a pasar por quirófano mientras no estuviese paralítica), masaje tradicional y visitas a un quiropráctico, que me fue bastante bien, el salto de calidad lo ha provocado el trabajo en el gimnasio. Practicar "Pilates" ha hecho que mi calidad de vida haya mejorado muchísimo. El hecho de que toda la región abdominal se haya visto reforzada ha provocado que ahora al hacer un giro rápido de cabeza (sí, algo tan simple como eso!) no me quede "enganchada" durante un par de semanas.
Pero no sería justo que me olvidase de mencionar que, al poco tiempo de empezar a practicar "Pilates", me sometí a la técnica del "Atlas". Consiste en la recolocación de la primera de las vértebras ("atlas"). Eso también debió aportar algo pues al día siguiente de la recolocación, podía realizar ejercicios de "Pilates" que antes no podía ejecutar.
En fin, que si alguien que esté realmente desesperado quiere probarlo, antes de pasar por quirófano, no pierde nada. Yo llegué a estar tan mal que, en posición tumbada boca arriba, no podía elevar las piernas. Girarme en la cama era muy doloroso. No podía correr, ni saltar. Ahora puedo hacerlo, sin pasarme claro. Pero lo más importante es que la espalda no me duele. Creía que, tras tantos años de dolor ininterrumpido, era imposible vivir sin dolor, pero afortunadamente, no era así.
domingo, 10 de agosto de 2008
domingo, 8 de junio de 2008
NO GRITARE
Hace unos días leí un cuento que más o menos venía a decir que cuanto más lejos se hallan los corazones de dos personas, más se gritan éstas para hacerse oír. Incluso decía que cuando los corazones ya están muy lejos el uno del otro, por mucho que gritaran sus interlocutores ya no podían escucharse.
En cambio, cuanto más cercanos están los corazones, más bajita es la voz pues no se precisa gritar para hacerse oir.
Creo que mucho hay que aprender de este cuento. Incluso añadiría que cuando nos demos cuenta de que estamos chillando y el motivo no sea la distancia física, que bajemos la voz para acercar los corazones.
En cambio, cuanto más cercanos están los corazones, más bajita es la voz pues no se precisa gritar para hacerse oir.
Creo que mucho hay que aprender de este cuento. Incluso añadiría que cuando nos demos cuenta de que estamos chillando y el motivo no sea la distancia física, que bajemos la voz para acercar los corazones.
domingo, 25 de mayo de 2008
SER ECUANIME
Hay quien se pregunta si los padres hacen lo que deben cuando ayudan económicamente a uno de sus hijos cuando lo necesitan, sin necesidad de dar lo mismo al resto de sus vástagos. Dicen que lo mejor en estos casos es dar lo mismo a cada uno de ellos para que reine la armonía familiar.
También hay hijos que, siendo afortunados económicamente, se quejan cuando uno de sus hermanos ha sido ayudado ante una situación de dificultad pecuniaria. Creen que no es justo que se dé algo a un hermano y que ellos no reciban nada.
Y por último hay hijos que, hallándose en una situación económica difícil, se quejan por no haber sido ayudados por sus padres, a la vez que recuerdan como, en el pasado, éstos hicieron todo lo que pudieron por ayudar a otro de sus hijos que se encontraba en una difícil situación.
Yo no me encuadro en ninguna de esas categorías. Pienso que cada momento es distinto y que cada persona es diferente. Creo que cada cual es libre de ayudar o no a alguien, sea hijo, padre, tío, primo, amigo o conocido. Y si yo quiero esa libertad para mí, sería erróneo no empezar deseando lo mismo para los demás.
Simplemente trataría de hacer lo que me dictara mi conciencia sin importarme qué pensarían los demás. ¿Motivo? Ella es quien, inexorablemente, emite un veredicto acerca de mis actuaciones y la que hace que duerma o no tranquila.
También hay hijos que, siendo afortunados económicamente, se quejan cuando uno de sus hermanos ha sido ayudado ante una situación de dificultad pecuniaria. Creen que no es justo que se dé algo a un hermano y que ellos no reciban nada.
Y por último hay hijos que, hallándose en una situación económica difícil, se quejan por no haber sido ayudados por sus padres, a la vez que recuerdan como, en el pasado, éstos hicieron todo lo que pudieron por ayudar a otro de sus hijos que se encontraba en una difícil situación.
Yo no me encuadro en ninguna de esas categorías. Pienso que cada momento es distinto y que cada persona es diferente. Creo que cada cual es libre de ayudar o no a alguien, sea hijo, padre, tío, primo, amigo o conocido. Y si yo quiero esa libertad para mí, sería erróneo no empezar deseando lo mismo para los demás.
Simplemente trataría de hacer lo que me dictara mi conciencia sin importarme qué pensarían los demás. ¿Motivo? Ella es quien, inexorablemente, emite un veredicto acerca de mis actuaciones y la que hace que duerma o no tranquila.
domingo, 27 de abril de 2008
LA VERDAD
Ojalá existiera la Verdad! Sí, esa "cosa" única que explica el origen y la causa de todo. Seguro que todo sería mucho más sencillo. Pero la experiencia, o mi incapacidad de discernimiento (ya no lo sé), me dicen todo lo contrario: "oye, no pierdas más el tiempo que la Verdad absoluta no existe". Y sí, creo que debe ser así. Si no, ¿por qué lo que es bueno, útil, sano, etc. para unos resulta ser todo lo contrario para otros? ¿Por qué los métodos infalibles que utilizan algunos no dan resultados a otros? ¿Por qué cuando hemos dado con la solución a algún problema e intentamos buscar cual ha sido la solución resulta que hemos recurrido a varias posibilidades y ahora nos resulta imposible saber cual de ellas ha sido la que nos ha proporcionado el éxito? ¿Será porque la Verdad no es única? ¿Será que la Verdad se la tiene que fabricar cada uno? ¿Será ...?
miércoles, 19 de marzo de 2008
DE MAYOR QUIERO SER...
Recuerdo que, de pequeña, me solían preguntar qué quería ser cuando fuera mayor. "Abogado", contestaba yo, que me había tragado decenas de películas en las que se mostraban juicios y en las que, por entonces, siempre ganaban los buenos.
Hoy, veo a menudo como los chavales responden a la citada pregunta con un "no sé". ¿Qué pasa? ¿Ya no hay ilusiones? Pero bueno, esa no es la cuestión a la que quiero llegar. Si yo tuviera un hijo me gustaría que de mayor fuera feliz. Es lo mejor que se puede desear para alguien y, desde luego, para uno mismo. Pero ¿dónde se encuentra la facultad de felicidad? Está claro que hay que buscarla en la Universidad (con mayúsculas) que cada uno de nosostros llevamos dentro, a veces sin saberlo.
Hoy, veo a menudo como los chavales responden a la citada pregunta con un "no sé". ¿Qué pasa? ¿Ya no hay ilusiones? Pero bueno, esa no es la cuestión a la que quiero llegar. Si yo tuviera un hijo me gustaría que de mayor fuera feliz. Es lo mejor que se puede desear para alguien y, desde luego, para uno mismo. Pero ¿dónde se encuentra la facultad de felicidad? Está claro que hay que buscarla en la Universidad (con mayúsculas) que cada uno de nosostros llevamos dentro, a veces sin saberlo.
jueves, 28 de febrero de 2008
ANGELA BECERRA
Me he propuesto que los únicos nombres de persona que formen parte del título de los post del presente blog pertenezcan a gente que, para mí, valgan la pena. Pues ahí va el primero: Angela Becerra.
La descubrí a través de su columna que, cada miércoles, publica el diario gratuito "adn" en la última página. La primera columna me llegó y, así, la siguiente y las sucesivas, de modo que indagué a través de internet quién era esa señora y qué había escrito. Acto seguido, adquirí una de sus obras (Lo que le falta el tiempo) y no me defraudó.
Hay quien tiene el don de poder llegar a los demás por medio de la escritura y Angela Becerra es una de esas personas. Le felicito, pues, por su forma de pensar y por el modo en que logra transmitirlo por medio de su obra.
La descubrí a través de su columna que, cada miércoles, publica el diario gratuito "adn" en la última página. La primera columna me llegó y, así, la siguiente y las sucesivas, de modo que indagué a través de internet quién era esa señora y qué había escrito. Acto seguido, adquirí una de sus obras (Lo que le falta el tiempo) y no me defraudó.
Hay quien tiene el don de poder llegar a los demás por medio de la escritura y Angela Becerra es una de esas personas. Le felicito, pues, por su forma de pensar y por el modo en que logra transmitirlo por medio de su obra.
domingo, 24 de febrero de 2008
DOS ENFERMEDADES A LA VEZ
Aprendí que siempre se vive el hoy, el ahora. Que el ayer es intocable y que el mañana no existe. Lo prediqué a los cuatro vientos y, sin embargo, ahora estoy sufriendo dos enfermedades a la vez: por una parte la "nostalgitis", que me hace sentir que cualquier tiempo pasado fue mejor; y por otra parte, la "futuralgia" que no me deja ver el mañana con optimismo... ¿Qué me pasa, por Dios? ¿Me estaré volviendo mayor?
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